Hubo un momento en que imaginé este blog como una extensión de mi currículum.
Una vitrina donde mostrar lo que sé hacer, lo que ofrezco, lo que puedo dar.
Pero no lo alimenté.
Y no por pereza, sino porque mi foco estaba —y sigue estando— en los cuerpos.
En las palabras que se dicen en voz alta.
En los espacios donde se piensa con el cuerpo.
Ahora vuelvo, pero no como me fui.
No prometo constancia matemática ni secciones con nombres pomposos.
Vuelvo con intención: la de dejar por escrito lo que a veces solo se cuenta en escena, en clase o en voz baja.
Aquí hablaré de comunicación, sí.
Pero también de lo que no se ve.
De lo que me atraviesa como comunicActor, de lo que me inquieta como educador, y de lo que me mueve como persona.
Esta web no está perfecta.
No está actualizada.
No está de escaparate.
Pero está. Y eso, para mí, ya es una forma de presencia.
Si te asomas por aquí, que sea para leer sin prisa.
Para encontrarte con algo que no busca likes.
Para quedarte un rato.
Bienvenide otra vez.
Y bienvenido yo.
Deja una respuesta